¿Qué es la identidad?
El concepto de identidad proviene del vocablo latín identïtas, que refiere al grupo de rasgos y características que diferencia a un individuo, o grupo de individuos, del resto. Es a partir de esta que las personas logran distinguirse del resto y esto depende siempre de la cosmovisión e historia propia y del contexto en el que se vive.
Un problema que surge es que existen las identidades personales y a la vez las colectivas, por lo que muchas veces las personas pueden entrar en conflicto por las diferencias existentes. Es la identidad la que moldea a las personas, lo que determina sus gustos, necesidades, prioridades y acciones.
Un problema que surge es que existen las identidades personales y a la vez las colectivas, por lo que muchas veces las personas pueden entrar en conflicto por las diferencias existentes. Es la identidad la que moldea a las personas, lo que determina sus gustos, necesidades, prioridades y acciones.
Tener la titulación de fisioterapeuta no implica la identificación como tal. Como en cualquier profesión uno se siente más o menos integrante y participe de un grupo y de sus metas y actividades. Pero si nos identificamos, en mayor o menor medida, esto condiciona la manera de estar en sociedad. De nuestra identificación como fisioterapeutas se desprende la valoración, positiva o negativa, correspondiente a nuestro sentimiento de pertenencia a la profesión. En este proceso entra en juego la comparación con los otros grupos profesionales con los que interactuamos. Esos grupos son médicos, sobre todo los especialistas en rehabilitación; otros pertenecientes al mismo nivel académico en la anterior estructura de las titulaciones universitarias, como los terapeutas ocupacionales; y aquellos grupos de personas que optan por el estudio y ejercicio de prácticas para los que no hay regulación o que entran en los quehaceres supuestos del fisioterapeuta, a los que se considera como intrusos.
ante una valoración negativa se reacciona de dos formas. En primer lugar, haciendo hincapié en mis posibilidades individuales, puedo intentar cambiar de grupo. Así, algunos fisioterapeutas abandonan la fisioterapia para estudiar otras carreras como medicina o psicología, en la pretensión de aumentar su estatus y consideración. Otros consideran que profundizar en campos de la fisioterapia como la terapia manual (o la osteopatía) les coloca en una situación más favorable, esquivando algunos de los inconvenientes de la fisioterapia “tradicional”, hasta el punto de pretender ser otra cosa (a pesar de carecer de carácter oficial). Otros se acercan a terapias “alternativas” con el mismo afán de distanciarse de todo lo negativo de la fisioterapia.
En segundo lugar, manteniéndose en su identidad de fisioterapeuta, recurrimos a la creatividad o a la competición con otros grupos. En cuanto a la creatividad tenderemos a valorar más y mejor aquello que nos identifica, a compararnos con esas cualidades o a compararnos con grupos que sepamos “inferiores“. Así, ensalzamos nuestra capacidad de escucha, nuestro enfoque holístico, nuestra aproximación manual al paciente o destacamos nuestra condición de universitarios con reconocimiento oficial y reservado de nuestra actividad. En cuanto a la competición, tratamos de superar a otros grupos, a los que podemos considerar además culpables de la situación. Tal es el caso, en nuestra opinión, del conflicto “histórico” entre fisioterapeutas y médicos rehabilitadores. Este enfrentamiento, latente o manifiesto, no puede enfocarse sino se considera desde un contexto amplio que tenga en cuenta el recorrido de la fisioterapia en los últimos decenios y su consideración en otros paises. Nosotros ya hicimos alusión a la relación entre las dos disciplinas (1) dejando clara su compatibilidad conceptual. Pero no podemos abstraernos de la realidad y ver como este conflicto se hace beligerante en bitácoras y foros, y que en ocasiones se ejerce una minusvaloración explícita o sutil. Más interesante nos parece para la fisioterapia una competición productiva mediante la calidad del trabajo, la difusión de nuestra actividad, la producción científica o la influencia en los proveedores y gestores de la sanidad.
Todos los casos de conflicto aludidos tienen en última instancia una causa sobre las competencias. Así se nos niegan en algunos ámbitos competencias para las que se nos ha preparado. O se trata de ocupar y practicar técnicas consuetudinariamente fisioterápicas por parte de otros profesionales. O se trata de practicar fisioterapia (masaje, drenaje linfático o electroterapia) con un curso sin validez alguna. La fuerza de la razón y el convencimiento se hacen imprecidibles para afrontar el conflicto. Se precisa además sentirse identificado, sentirse fisioterapeuta como algo importante en nuestras vidas, compatible con familia y aficiones.
ante una valoración negativa se reacciona de dos formas. En primer lugar, haciendo hincapié en mis posibilidades individuales, puedo intentar cambiar de grupo. Así, algunos fisioterapeutas abandonan la fisioterapia para estudiar otras carreras como medicina o psicología, en la pretensión de aumentar su estatus y consideración. Otros consideran que profundizar en campos de la fisioterapia como la terapia manual (o la osteopatía) les coloca en una situación más favorable, esquivando algunos de los inconvenientes de la fisioterapia “tradicional”, hasta el punto de pretender ser otra cosa (a pesar de carecer de carácter oficial). Otros se acercan a terapias “alternativas” con el mismo afán de distanciarse de todo lo negativo de la fisioterapia.
En segundo lugar, manteniéndose en su identidad de fisioterapeuta, recurrimos a la creatividad o a la competición con otros grupos. En cuanto a la creatividad tenderemos a valorar más y mejor aquello que nos identifica, a compararnos con esas cualidades o a compararnos con grupos que sepamos “inferiores“. Así, ensalzamos nuestra capacidad de escucha, nuestro enfoque holístico, nuestra aproximación manual al paciente o destacamos nuestra condición de universitarios con reconocimiento oficial y reservado de nuestra actividad. En cuanto a la competición, tratamos de superar a otros grupos, a los que podemos considerar además culpables de la situación. Tal es el caso, en nuestra opinión, del conflicto “histórico” entre fisioterapeutas y médicos rehabilitadores. Este enfrentamiento, latente o manifiesto, no puede enfocarse sino se considera desde un contexto amplio que tenga en cuenta el recorrido de la fisioterapia en los últimos decenios y su consideración en otros paises. Nosotros ya hicimos alusión a la relación entre las dos disciplinas (1) dejando clara su compatibilidad conceptual. Pero no podemos abstraernos de la realidad y ver como este conflicto se hace beligerante en bitácoras y foros, y que en ocasiones se ejerce una minusvaloración explícita o sutil. Más interesante nos parece para la fisioterapia una competición productiva mediante la calidad del trabajo, la difusión de nuestra actividad, la producción científica o la influencia en los proveedores y gestores de la sanidad.
Todos los casos de conflicto aludidos tienen en última instancia una causa sobre las competencias. Así se nos niegan en algunos ámbitos competencias para las que se nos ha preparado. O se trata de ocupar y practicar técnicas consuetudinariamente fisioterápicas por parte de otros profesionales. O se trata de practicar fisioterapia (masaje, drenaje linfático o electroterapia) con un curso sin validez alguna. La fuerza de la razón y el convencimiento se hacen imprecidibles para afrontar el conflicto. Se precisa además sentirse identificado, sentirse fisioterapeuta como algo importante en nuestras vidas, compatible con familia y aficiones.
Conclusión. Identidad de la Fisioterapia.
Los fisioterapeutas nos debemos de encargar de difundir nuestra profesión, responder siempre al ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? Y ¿Por qué? Hacemos las cosas para así poder actuar de manera eficiente y que nuestra profesión sea conocida y respetada.
La fisioterapia nos permite desarrollarnos en varios ámbitos basándose siempre en conocimientos científicos y en un método de intervención para llegar siempre al fin deseado.
Yo creo muy particularmente que hay que empezar por reconocernos nosotros mismos y a los otros para entender cuáles son nuestras competencias y cuáles de otras profesiones.
La fisioterapia nos permite desarrollarnos en varios ámbitos basándose siempre en conocimientos científicos y en un método de intervención para llegar siempre al fin deseado.
Yo creo muy particularmente que hay que empezar por reconocernos nosotros mismos y a los otros para entender cuáles son nuestras competencias y cuáles de otras profesiones.